El auge del cibercrimen en América Latina: Cómo proteger la economía digital ante riesgos críticos

Cibercriminalidad en América Latina: Un Riesgo Creciente en la Economía Digital

La cibercriminalidad, una amenaza real y en aumento

La cibercriminalidad en América Latina se ha convertido en una amenaza tangible y creciente que pone en jaque la seguridad cibernética de la región. Este fenómeno no solo afecta la estabilidad tecnológica sino que también impacta de manera directa en la economía digital, sector que está en auge y representa una fuente vital de crecimiento económico. De acuerdo con estudios actuales, el cibercrimen mueve una economía global ilícita que sobrepasa los 10.5 billones de dólares al año, posicionándose como la tercera economía mundial, únicamente detrás de Estados Unidos y China (https://www.fayerwayer.com/internet/2025/10/17/el-cibercrimen-es-la-tercera-economia-global-y-pone-a-america-latina-en-riesgo-critico/).
En América Latina, este incremento se refleja en ataques más sofisticados y frecuentes, tales como el ransomware y el phishing. Estos métodos no solo causan pérdidas financieras millonarias, sino que también dañan la confianza de empresas y usuarios en sistemas digitales. Por ejemplo, un ataque de ransomware puede paralizar completamente las operaciones de una organización, actuando como un “secuestro digital”, donde el acceso a la información es bloqueado hasta que se pague un rescate. Esta situación es particularmente crítica en la región al estar en pleno desarrollo de su economía digital, dependiente cada vez más de la infraestructura tecnológica.
El agravante de estos riesgos no radica solamente en la acción delincuencial, sino también en la capacidad de respuesta y prevención que poseen los países latinoamericanos. La falta de inversión en seguridad cibernética reduce la protección, lo que provoca que la región sea un blanco atractivo para los cibercriminales y aumente la vulnerabilidad ante riesgos tecnológicos

Factores que agravan la situación en América Latina

Diversos factores estructurales contribuyen a que América Latina esté en una posición delicada frente a la cibercriminalidad. En primer lugar, la inversión insuficiente en seguridad cibernética limita los recursos destinados a defender sistemas críticos. Esto se refleja en cifras concretas: solo aproximadamente un 20% de las grandes empresas en países como Argentina cuentan con un Centro de Operaciones de Seguridad (SOC) activo, y esta proporción disminuye al 5% en el caso de las PyMEs, mientras que en el resto de la región apenas un 2% de las organizaciones tiene un CISO (Chief Information Security Officer) dedicado (https://www.fayerwayer.com/internet/2025/10/17/el-cibercrimen-es-la-tercera-economia-global-y-pone-a-america-latina-en-riesgo-critico/).
Además, la ausencia de políticas robustas y de un liderazgo especializado en seguridad cibernética deriva en respuestas fragmentadas y poco eficientes. Esto es comparable a un barco en alta mar sin un timón claro: aunque sepa navegar, la ausencia de dirección contrarresta su avance y lo hace vulnerable ante tormentas. Similarmente, muchas organizaciones carecen de una estrategia para mitigar los riesgos tecnológicos, lo que prolonga su exposición a ataques.
La combinación de estos factores provoca que la región no solo enfrente mayores desafíos para proteger su infraestructura digital, sino que también se comprometa la confianza de inversionistas y usuarios en el creciente sector de la economía digital. La brecha en preparación tecnológica puede traducirse en pérdidas significativas que afectan al tejido productivo y a la competitividad regional a largo plazo.

Crecimiento y sofisticación de los ataques cibernéticos

El escenario actual en América Latina exhibe un preocupante incremento en la cantidad y complejidad de los ciberataques. Técnicas como el phishing y el ransomware han evolucionado, adoptando métodos más avanzados que dificultan la detección y elevan el impacto económico. Por ejemplo, campañas de phishing han pasado de simples correos masivos a ataques dirigidos (“spear phishing”) que engañan incluso a usuarios expertos para acceder a información sensible.
Este aumento en sofisticación representa no solo un problema técnico, sino también una cuestión vinculada a la confianza en la economía digital. Cuando empresas y consumidores perciben un alto riesgo de fraude o robo digital, disminuye la adopción de servicios electrónicos, afectando la inclusión financiera y la innovación tecnológica.
Las pérdidas derivadas de estos ataques no son meramente números; pueden significar el cierre de empresas, la pérdida de empleos y un retroceso en el desarrollo económico. La rápida escalada de estos delitos obliga a una reacción urgente que combine capacitación, tecnología avanzada y políticas preventivas para reforzar la seguridad cibernética en la región.
Un hecho relevante es que, sin un cambio drástico en la postura defensiva, América Latina continuará siendo un “campo fértil” para los cibercriminales, lo que profundizará la brecha entre sus avances en economía digital y su capacidad para protegerla.

Panorama futuro: la urgencia de una cultura de ciberresiliencia

Si bien los riesgos tecnológicos vinculados a la cibercriminalidad representan un desafío formidable, también constituyen una oportunidad para consolidar una cultura de ciberresiliencia en América Latina. Esta cultura implica no solo la implementación de tecnologías sofisticadas, sino también la formación continua de talento especializado y la colaboración coordinada entre sector público y privado.
Tal como en un cuerpo humano que desarrolla inmunidad para enfrentar enfermedades, la región debe fortalecer sus defensas digitales mediante herramientas preventivas, protocolos de respuesta y un ecosistema de cooperación constante. Esto incluye programas de capacitación, inversión en infraestructura segura, y marcos regulatorios acordes con las realidades actuales.
De no hacerlo, se prevé que los ataques y vulnerabilidades se incrementarán, afectando seriamente la continuidad del negocio y la confianza del consumidor en la economía digital. Sin embargo, con un compromiso estratégico y una acción conjunta, América Latina puede transformar esta amenaza en un catalizador para su desarrollo tecnológico, generando entornos digitales más seguros y confiables.

Invitación al diálogo y la acción colectiva

La lucha contra la cibercriminalidad en América Latina requiere la participación activa de todos los actores involucrados, desde gobiernos y empresas hasta usuarios individuales. Por ello, te invitamos a compartir tus opiniones y experiencias en la sección de comentarios: ¿cómo crees que la región puede fortalecer su seguridad cibernética para hacer frente a estos desafíos?
El diálogo abierto y la acción colectiva son herramientas indispensables para construir un entorno digital más seguro, que promueva el crecimiento sostenido de la economía digital y reduzca los riesgos tecnológicos que afectan hoy a millones de personas y organizaciones. La responsabilidad es compartida, y solo a través de un esfuerzo coordinado será posible mitigar esta amenaza tan relevante para el futuro de América Latina.


Referencias:
– \”El cibercrimen es la tercera economía global y pone a América Latina en riesgo crítico\”, FayerWayer, 2025. https://www.fayerwayer.com/internet/2025/10/17/el-cibercrimen-es-la-tercera-economia-global-y-pone-a-america-latina-en-riesgo-critico/
– Análisis de tendencias en seguridad cibernética y economía digital en América Latina, Ponemon Institute & HP.